¿Cuál es el origen del Damasquinado?
El Damasquinado se enmarca dentro de los distintos procesos de incrustar metales sobre metales, concretamente el damasquinado incrusta oro sobre hierro.
Dependiendo de su diversa procedencia recibió distintos nombres como “BIDRI”, en La India, “CAELETURA” en Grecia y “AUTASIA” en su precedencia árabe. Finalmente recibió el nombre de “damasquinado” debido al esplendor que este arte adquirió en Damasco.
Para encontrar antecedentes de piezas damasquinadas podemos remitirnos a antiguas civilizaciones como la egipcia; Tumba del faraón KAMES (1700 a.d. Cristo), donde aparece un puñal con incrustaciones de oro, la antigua Siria, donde aparecen cofres damasquinados que datan de 1300 a. de Cristo. Dentro de nuestra era se conservan afortunadamente algunos fragmentos de las puertas de bronce del siglo XI pertenecientes a la Basílica de San Pedro en Roma.
El damasquinado llega a Toledo con la invasión árabe de nuestra ciudad en el siglo VII.
En el siglo XV y XVII encontramos algunos objetos como es una espada bellamente damasquinada del siglo XVII, firmado por un artesano de la época Domingo Sánchez, otras espadas de similares características se conservan en el Museo del Ejercito de Madrid. Se conservan otras muestras importantes como son los suntuosos arneses de Carlos I y Felipe II. Durante el Renacimiento y el Barroco el damasquinado evolucionó como un accesorio de orfebrería y joyería , realizándose en éste periodo gran número de arquetas, cofrecillos, cajas y joyeros.
El damasquino resurge con fuerza durante el siglo XIX al abrigo de la fábrica de armas fundada por el Rey Carlos III.
Toledo es en la actualidad el mayor centro de producción de Damasquinado de mundo y donde mayor variedad de este producto se puede encontrar.